EL ÚLTIMO DÍA DE VIDA DE FRANK SINATRA.


EL ÚLTIMO DÍA DE VIDA DE FRANK SINATRA.
(Por Ricardo Rubín)
BANDERAZO DE SALIDA.- En el último día de su vida Frank Sinatra reaccionó milagrosamente, tal vez en recompensa por haber contribuido en forma espontánea y generosa a tantas obras de caridad y hacer donativos a diversas campañas de ayuda social... En ese día, con su típico buen humor, Sinatra dijo que no sabía si al morir iría al cielo o a otro lugar, pero que le gustaría estar con sus viejos amigos de siempre... El día de su muerte aseguró a su esposa Bárbara que se sentía bien y la animó a salir a cenar con unos amigos de ambos, para que se distrajera un poco.

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CURVA PELIGROSA.- Sinatra estaba optimista e incluso se levantó de la cama e hizo una comida ligera con Bárbara, en el soleado patio de su casa de Berverly Hills... A las ocho de la noche, después de que Frank volvió a la cama, Bárbara le dio un beso de buenas noches y se fue con el matrimonio al restaurant “West Hollywood”. Allí se les unieron Perry Leff y su esposa, la cantante Abbe Lane y todos comentaron con alegría la buena noticia de que Frank estaba bien... A las nueve de la noche, Sinatra dijo a dos de sus enfermeras que tenía fuertes dolores en el pecho, y una de ellas llamó enseguida a una ambulancia, y después localizó a Bárbara para decirle lo que sucedía.

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RECTA FINAL.- Sinatra ocupaba una recámara en la planta baja de su casa y vestía una pijama azul. En su cuarto había varios tanques de oxígeno, en la cabecera de su cama un gran crucifijo y en el buró las 17 medicinas que tomaba todos los días... La ambulancia llegó y los paramédicos encontraron que el viejo de los ojos azules sufría un ataque masivo al corazón. En pocos minutos llegaron al hospital... Un grupo de médicos, incluyendo a su doctor de cabecera, Rex Kennamer, atendieron de inmediato al cantante. Cuando Bárbara y sus acompañantes llagaron a la casa, la ambulancia había partido cinco minutos antes.

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META.- Bárbara y sus amigos llegaron al hospital y encontraron a los médicos atendiendo a Frank. Ella se sentó a rezar en una silla. Los médicos trabajaron arduamente durante 20 minutos para salvar la vida de Sinatra y lograron estabilizarlos. Permitieron que Bárbara lo viera un momento y ella sostuvo su mano derecha. Sinatra esbozó una leve sonrisa y preguntó: “¿Puso el chofer de la ambulancia a sonar la sirena?”. Bárbara lo abrazó y respondió que sí, y después le imploró con vehemencia: “Lucha, Frank, lucha”. Sinatra estaba con los ojos cerrados y no dijo nada. Unos minutos después dijo en voz baja: “Me estoy perdiendo” y murió. Eran las 10:05 de la noche y el cantante y el hombre más popular del mundo se había ido para siempre. El Dr. Kennamer anunció oficialmente su muerte.

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