Spanish connection: Frank Sinatra en Barcelona, (Palau Sant Jordi, 1992)

Spanish connection: Frank Sinatra en Barcelona, (Palau Sant Jordi, 1992)

El Palau Sant Jordi de Barcelona, recibió completo hasta la bandera a Frank Sinatra, en la Olimnpiada Cultural de 1992
Tuvimos que esperar demasiado tiempo para ver a Frank Sinatra en concierto. Y cuando llegó el esperado momento, la pésima organización en nuestro país arruinó el primer recital en España de La Voz. El fracaso estrepitoso fue en Madrid, en 1986, con un Bernabéu semi-vacío. Afortunadamente llegaría una segunda ocasión para ver en directo al mejor cantante del siglo XX Dentro del marco de actividades promovidas por la Olimpiada Cultural de los Juegos Olímpicos de 1992, el concierto de Frank Sinatra en el Mini Stadi, era el plato fuerte de la temporada. Pero unas lluvias torrenciales de última hora hicieron cambiar los planes justo el día anterior al evento. Sinatra requería un recinto cerrado y a pesar de las actividades previstas, el cantante pudo actuar en un Palau Sant Jordi lleno, sin una localidad vacía.  

Frank Sinatra tenía 76 años, su voz no era ni sombra de lo que había sido, pero sustituyó esta carencia con el "saber estar" en el escenario, con el corazón ofrecido en cada palabra y con la experiencia y el estilo propios de una vida entera, bajo la luz de las candilejas.

Frank no está satisfecho con las malas pasadas que le juega su deteriorada voz. En ocasiones, como adicto a la música de Sinatra que me considero, confieso que siento lástima al ver a un hombre que ya no es capaz de dar las notas exactas, potentes e incontestables que ofrecía, por ejemplo, en la década de los sesenta. Está muy mayor, pero veo este concierto como algo épico. Frank Sinatra lucha cada nota. Y si no acierta la primera vez, vuelve a intentarlo. Acaba las canciones derrochando toda la única energía que le queda y el público lo agradece y se entrega, porque sabe que están viendo, probablemente, al último cantante auténtico, a una leyenda viva de aquello que fue la gran época del jazz del siglo XX. El repertorio completo, ambicioso y valiente que Sinatra ofreció en el Palau Sant Jordi fue el siguiente. Abría con una buena versión de Come fly with me, para seguir con una Strangers in the night que el respetable agradeció. Siguió atacando con otra mítica canción, Come rain or come shine (mítica y difícil, a su edad). Llegó una dubitativa I've got you under my skin y después, lo que fue considerado como un regalo para el público de Barcelona, My heart stood still que finaliza de manera impecable, con un buen derroche de la voz que le quedaba. En este momento del concierto, Sinatra coge un vaso, comenta con el público que va a beber agua, a pesar del color dorado del líquido. Después de beber, dice: "Es mi viejo amigo Jack Daniel's. Inseparable. Lleva muchos años conmigo" Hasta el último momento, Frank, el auténtico. Parece que el viejo líquido dorado tiene un efecto sanador para la voz del cantante pues, después de haber bebido, acomete Luck be a lady pleno de seguridad y con una voz que recuerda a los buenos tiempos. Es la mejor canción, hasta el momento, del show. Sigue What now my love, con la que logra salir del paso y llega el momento cumbre, la mejor actuación de aquella noche: Mack the knife, que comienza solo con la voz de Sinatra y el sonido del contrabajo. Tras esta octava canción, Frank presenta a la banda, haciendo especial mención a su director (Frank Sinatra Jr.) y a su inseparable pianista, Bill Miller, que le acompañó durante toda su carrera. Y precisamente, la siguiente canción comienza con el melancólico sonido en el piano de Miller para ofrecer la legendaria One for my baby. Una versión muy digna, por cierto. Antes de comenzar a cantar, Frank ha vuelto a beber Jack Daniel's, así que se corrobora la teoría de que cantaba mejor después de beber. La anécdota en One for my baby es que, antes de empezar a cantar, Frank saca un cigarrillo y lo pone en su boca. El público rompe a aplaudir y Frank extrañado dice "¿Cómo se aplaude por llevarme un cigarrillo a la boca?". La décima canción es la inevitable My way. Al terminar el tema, Frank comprende que su voz ya no le permite llegar donde antes y frustrado, agradece aún así, los aplausos de un público entregado y en ese momento, llega la emoción, las lágrimas en sus ojos y con voz quebrada exclama "You're too much...you're beautiful" al respetable. Aún quedaban dos últimas sorpresas. Canta Summer wind, bastante bien y llega la explosión de New York, New York. Esta última interpretación, la lucha como un salvaje. Nunca se había visto a Frank Sinatra luchando así en directo contra sí mismo, contra los fallos de una voz deteriorada por el paso del tiempo y de esta manera, consigue un New York, New York soberbio, muy a la altura de las circunstancias, repitiendo tres veces el último "New York..." hasta que consigue el sonido adecuado. Tras la canción el público termina de caer rendido a sus pies y Sinatra no puede más que secarse el sudor producido por un enorme esfuerzo de casi una hora de actuación, luchando contra su edad. Vuelve a agradecer completamente el apoyo incondicional del público y promete, con más corazón que cerebro, volver a España, a ofrecer más canciones...algo que no pudo cumplir. Su última frase ya es legendaria: "Que vivan 6500 años y la última voz que escuchen sea la mía" No te quepa la menor duda de que lo haremos, amigo Frank.

Desde 1964, Sinatra no pisó suelo español hasta 1986 en su fugaz visita a Madrid. Afortunadamente, volvió en 1992 .

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