La casa en que yo vivo
(Ve esrsión adaptada al español)
Letra original de Abel Meeropol (Lewis Allan) / Música de Earl Robinson
"La casa en que yo vivo,
con tierra y con jardín,
la calle de mi barrio,
el rostro de quien vive aquí.
La tienda de la esquina,
la escuela al caminar,
la iglesia con su cruz,
y el timbre del cuartel local.
La casa en que yo vivo,
mi patria y su valor,
los sueños que comparto,
mi deber, mi convicción.
La enseña que flamea,
un niño al sonreír,
la madre que lo abraza
cuando al dormir dice: “aquí”.
La casa en que yo vivo,
mi suelo y mi raíz,
la gente que me acoge,
su esperanza frente al gris.
El canto de mis padres,
la fe que yo aprendí,
el sueño que nos une
y nos da fuerza para ir.
La casa en que yo vivo,
América y su honor,
con todos los colores
defendiendo su esplendor."
"Interpretación de la canción; contexto, mensaje y lección:
Contexto histórico:
La canción “The House I Live In” fue escrita en 1943 y grabada por Sinatra en 1945, en un cortometraje producido justo al finalizar la Segunda Guerra Mundial. En ese momento, Estados Unidos salía de un conflicto devastador y comenzaba a confrontar sus propias contradicciones internas, como el racismo, el antisemitismo y la segregación. El cortometraje, de apenas diez minutos, fue una herramienta educativa y de conciencia social, en la que Sinatra reprende con firmeza a un grupo de niños por acosar a otro niño por ser judío.
Lo que supuso en la época:
Esta canción fue revolucionaria por su mensaje abiertamente inclusivo y moralmente valiente, en un tiempo en que muchas de las injusticias que denunciaba eran normales en la vida cotidiana estadounidense. Frank Sinatra, con apenas 30 años, usó su voz y su fama para defender algo más grande que la música: la dignidad humana, la convivencia entre razas y religiones, y el respeto mutuo. Fue un acto cívico, artístico y profundamente patriótico, en el mejor sentido del término.
La lección que deja hoy:
Hoy, esta canción nos recuerda que el verdadero patriotismo no es ciego ni excluyente, sino generoso, autocrítico y comprometido con la justicia. Nos enseña que una nación no se define por sus fronteras o sus banderas, sino por sus valores y por el respeto hacia quienes la habitan, sin importar su color, fe o procedencia. En tiempos de polarización y violencia simbólica o real, “The House I Live In” nos habla de unidad en la diversidad, de solidaridad y de memoria, y de que el verdadero amor a una patria comienza con el respeto al prójimo."
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