“Con la ley del aborto, hoy, Frank Sinatra no habría nacido”. Por Carlos Garcés.

 


Rosa Garavente sostiene a su nietecito Francis-Albert envuelto en una manta.

“Con la ley del aborto, hoy, Frank Sinatra no habría nacido”.  Por Carlos Garcés.


Pudo no haber nacido. Pudo haber sido olvidado en una mesa, arropado en la resignación médica, envuelto en silencio, sin una primera lágrima, sin una primera bocanada de aire. Frank Sinatra, el hombre que acabaría cantando al amor, al desamor, a la luna, a Nueva York, a la vida misma, fue dado por muerto al nacer.

Ocurrió el 12 de diciembre de 1915, en Hoboken, Nueva Jersey. Su madre, Dolly Sinatra, una mujer de carácter fuerte y corazón inquieto, sufrió un parto muy complicado. Era un bebé grande —casi seis kilos—, y en aquellos tiempos no existía aún la seguridad obstétrica de hoy. Al nacer, Francis Albert no respiraba. Estaba amoratado, inerte. El médico, viendo la gravedad del parto, lo apartó, dando por hecho que estaba muerto, y se centró en salvar la vida de la madre.

Pero ahí apareció ella, la figura silenciosa que cambiaría el destino no solo de una familia, sino, sin saberlo, de la historia de la música. Rosa Garavente, la abuela de Frank. Una mujer humilde, de origen italiano, que se negó a aceptar la sentencia. Tomó al recién nacido, lo sumergió en agua fría, y luchó por arrancarlo de la muerte. Y venció. Aquel bebé al que nadie daba ya esperanza empezó a respirar. Había nacido.

Ese fue el primer milagro de Sinatra. Pero también el primero de muchos milagros que nos trae la vida cuando se la defiende incluso contra la desesperanza. Nadie podía imaginar entonces que aquel niño moribundo sería algún día la Voz. El intérprete inmortal. El artista que, con su forma única de decir cada palabra, nos enseñaría a amar, a recordar, a soñar. Un símbolo de una época, de una nación, de una manera de ser, de entender la vida y de vivirla.

Y sin embargo, ese símbolo estuvo a punto de no existir. ¿Qué hubiera sido del mundo sin My Way, sin Fly Me to the Moon, sin Strangers in the Night, sin New York, New York? ¿Qué hubiera sido de nosotros sin esa voz que nos acompaña en los días tristes y en las noches eternas? Nunca lo sabremos. Pero sí sabemos que todo eso existió porque una mujer sencilla se negó a rendirse.

Frank Sinatra nació con un tímpano perforado, secuelas del parto, que arrastraría toda su vida. También con marcas visibles en el cuello causadas por las pinzas del fórceps, que solo logró quitarse estéticamente años más tarde, ya siendo una estrella. Su cuerpo llevó siempre la memoria de aquel nacimiento difícil. Pero su vida fue un canto a la esperanza. Porque quien nace desde el borde mismo de la muerte, canta desde otro lugar.

Este hecho, tan real, tan olvidado, tan simbólico, nos obliga a preguntarnos

¿Cuántos Sinatra no han nacido? ¿Cuántos talentos, cuántos corazones, cuántas vidas han sido apartadas como “inviables” antes de nacer? ¿Cuántas veces la desesperanza ha hablado más alto que el amor?

Hoy, en un mundo donde se legaliza el aborto incluso ya al final del embarazo, donde se normaliza ASESINAR lo que apenas empieza a vivir, el nacimiento de Frank Sinatra se convierte en un testimonio luminoso y brutal a la vez. Si hubiera nacido hoy no habría tenido ninguna oportunidad. Y el mundo, ese mundo que él ayudó a embellecer con su arte, sería mucho más pobre.

Este no es un alegato político. Es una declaración de AMOR POR LA VIDA. Cada Ser Humano merece una oportunidad, incluso, y sobre todo, cuando parece no tenerla. NADIE, ABSOLUTAMENTE NADIE, puede medir el valor de una vida antes de nacer. Ni los médicos, ni las leyes, ni los diagnósticos. Porque hay almas que nacen para cambiarlo todo. Y a veces, basta con que una abuela diga no, con que alguien no se rinda, para que la historia cambie para siempre.

GRACIAS, ABUELA ROSA. GRACIAS POR HABER CREÍDO EN LA VIDA CUANDO NADIE LO HACÍA. 

Porque tu gesto silencioso hizo posible que muchos millones de personas  escucharan la VOZ de un hombre que había nacido para cantar… y para recordarnos que la vida, incluso cuando empieza en la sombra, es el mayor de los milagros.

NO AL ABORTO, NO A LA EUTANASIA. NO AL ASESINATO DE SERES HUMANOS.

Carlos Garcés.
8 de julio de 2025.











DOMINIO EUROPEO DE FRANK SINATRA.

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