FRANK SINATRA Y EL 4 DE JULIO. LA VOZ DE UNA NACIÓN QUE UN DÍA FUE LIBRE. Por Carlos Garcés.

"America The Beautiful". Frank Sinatra.

"The house I live in". Frank Sinatra.


FRANK SINATRA Y EL 4 DE JULIO.  LA VOZ DE UNA NACIÓN QUE UN DÍA FUE LIBRE. Por Carlos Garcés.


Como fanático y coleccionista de Frank Sinatra desde hace décadas, no puedo evitar ver en su figura algo mucho más profundo que la de un cantante o un icono de estilo. Sinatra encarnó durante más de 50 años el alma de un país que creyó en la libertad, en el mérito, en la elegancia y en el sueño americano. A través de su música, y rodeado de otros grandes genios como Count Basie, Quincy Jones, Cole Porter o Nelson Riddle, ayudó a construir una época única en la historia de Estados Unidos.

Una época donde la palabra “libertad” no era solo un eslogan, sino una forma de vivir, de crear y de respetar. Una época que, lamentablemente, empezó a desmoronarse tras él, hasta llegar al punto en el que hoy Estados Unidos ya no puede considerarse el país de las libertades, al menos no como lo fue en los días gloriosos en los que sonaba The Voice en cada rincón del mundo.

El 4 de julio, Día de la Independencia de los Estados Unidos, es mucho más que una conmemoración patriótica; es una fecha con alma. Representa el orgullo nacional, el sentido de comunidad y la esperanza en una nación construida sobre principios de libertad y dignidad. Y si hay una figura artística que logró traducir todo eso en música, esa fue la de Frank Sinatra.

Durante toda su carrera, Sinatra fue más que un artista: fue la voz de su país, una especie de narrador musical del alma americana. Y en fechas como el 4 de julio, esa unión entre el cantante y su nación alcanzaba su máxima expresión.

En pleno apogeo de su madurez artística, Sinatra actuó el 4 de julio de 1965 en el prestigioso Newport Jazz Festival, acompañado por la Count Basie Orchestra y bajo la dirección del joven y genial Quincy Jones. Fue una noche legendaria; la unión de tres titanes que elevaron el jazz vocal a una de sus más altas cumbres.

Frank interpretó temas como “Fly Me to the Moon”, “I’ve Got You Under My Skin” y “My Kind of Town”, con un dominio absoluto del escenario, en perfecta armonía con los metales vibrantes de Basie y los arreglos brillantes de Jones. Aquella actuación fue un canto de libertad, sofisticación y talento.

Ya en plena madurez, con 70 años cumplidos, Sinatra seguía demostrando que el arte no tiene edad cuando nace del alma. El 4 de julio de 1986 ofreció un emotivo concierto en el Golden Nugget de Atlantic City, en el marco de las celebraciones por el centenario de la Estatua de la Libertad.

Sinatra interpretó clásicos como “Summer Wind”, “That’s Life”, “For Once in My Life” y, por supuesto, “New York, New York”, recordándole al mundo que la grandeza no se mide en juventud, sino en presencia, entrega y verdad. Aunque no hay grabación visual pública de este concierto, su setlist permanece como testimonio de una noche imborrable.

Frank Sinatra fue un símbolo de lo mejor que América pudo ser. Su vida, su actitud, su arte, sus colaboraciones con genios de todos los orígenes, Count Basie, un afroamericano, Quincy Jones, un innovador absoluto, Cole Porter, un compositor exquisito, Nelson Riddle, un arquitecto sonoro sin igual, mostraron que la libertad y la grandeza surgen cuando hay respeto, talento y trabajo conjunto.

Sinatra no solo representó una época dorada. La moldeó con su voz y su forma de estar en el mundo. Y por eso, el 4 de julio, mientras otros lanzaban fuegos artificiales, él simplemente cantaba con el alma... y eso bastaba.

De ambos conciertos, el de Newport en 1965 y el de Atlantic City en 1986, no se conservan grabaciones visuales públicas, lo cual podría parecer una pérdida. Pero en realidad, es una invitación a escuchar con mayor profundidad sus audios, a dejar que la imaginación y la emoción hagan el trabajo que hoy no puede hacer una cámara.

Y tal vez no haya mejor forma de recordar a Sinatra que cerrar los ojos, escuchar su voz y ver con el alma lo que las cámaras nunca captaron.

Frank Sinatra no necesitó adornos ni propaganda. Su vida fue su discurso, y su música, su legado. Cada 4 de julio, el eco de su voz nos recuerda que una vez hubo una América libre.

Carlos Garcés.
4 de julio de 2025.












DOMINIO EUROPEO DE FRANK SINATRA.

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