DEAN MARTIN, EL ADIOS DE UN REY Y EL ETERNO ABRAZO DE "LA VOZ". ​A 30 años de su partida en un día de Navidad. Por Carlos Garcés.


DEAN MARTIN, EL ADIOS DE UN REY Y EL ETERNO ABRAZO DE "LA VOZ". ​A 30 años de su partida en un día de Navidad. Por Carlos Garcés.


​El 25 de diciembre de 1995, mientras el mundo celebraba la Navidad, las luces de Beverly Hills se atenuaron para despedir al hombre más "cool" que jamás pisó un escenario. Dean Martin se marchaba en silencio, pero no lo hacía solo. Se iba con el amor de millones y con el sello de una hermandad que definió una época, su unión sagrada con Frank Sinatra.

​La relación entre Frank y Dean trascendió las películas y los discos. Sinatra, siempre intenso y perfeccionista, encontraba en Dean su equilibrio. Frank solía decir: "Si el mundo fuera como Dean Martin, no habría guerras".

​Juntos, no solo dominaron Las Vegas con el Rat Pack, sino que redefinieron el entretenimiento en clásicos del cine como:

​Some Came Running (1958): Su primera película juntos, donde la química fue instantánea.

​Ocean's 11 (1960): La cima de su carisma compartido.

​Robin and the 7 Hoods (1964): Un testamento musical de su camaradería.

​Para Frank, Dean era el único que no le temía, el único que podía interrumpirle un monólogo con un chiste y el único en cuya lealtad confiaba ciegamente.

​La verdadera medida de su amistad se puso a prueba en 1987, cuando la tragedia golpeó la puerta de Dean. Su hijo, Dean Paul Martin, murió en un accidente aéreo. En ese momento, la luz de Dean se apagó. El hombre que siempre tenía una sonrisa se hundió en una tristeza de la que nunca saldría del todo.

​Fue aquí donde Frank Sinatra demostró ser más que un amigo. Al ver a su hermano consumido por el dolor, Frank hizo lo único que sabía hacer para salvar a alguien: intentar devolverlo al escenario.

​"Lo hago por Dean", le confesó Frank a Sammy Davis Jr. al organizar la gira de reencuentro Together Again en 1988.

​Frank no necesitaba el dinero ni la fama; necesitaba sacar a Dean de su casa, obligarlo a vestirse de gala y que volviera a escuchar los aplausos. Aunque Dean solo aguantó unos pocos conciertos antes de retirarse definitivamente (ya no era el mismo), el gesto de Sinatra fue un acto de amor puro, un intento desesperado por rescatar el alma de su mejor amigo.

​Los últimos años de Dean fueron de retiro y soledad voluntaria, pero Frank nunca dejó de estar presente. Se dice que una de las últimas llamadas de Dean, poco antes de morir, fue para Frank. Hablaron como lo que eran, dos viejos camaradas que habían conquistado el mundo.

​Cuando Dean falleció aquel día de Navidad, Frank Sinatra quedó devastado. No asistió al funeral público porque, según cuentan sus allegados, el dolor de ver a su "hermano" en un ataúd era superior a sus fuerzas. Pasó esos días en un silencio sepulcral, llorando la pérdida de la mitad de su propia historia.

​Hoy, 30 años después, recordamos a Dean Martin no solo por su voz de terciopelo o su paso elegante, sino por recordarnos que, en la cima del éxito, lo más valioso es tener a un amigo como Sinatra que te sostenga cuando el mundo se desmorona.

​Descansa en paz, Dean. Treinta años han pasado desde que Dean se marchó un 25 de diciembre, y hoy la tristeza de su partida se funde con la alegría de saber que la banda está, por fin, reunida. Nos consuela imaginar que el 'Rat Pack' está completo de nuevo en ese escenario infinito: Dean ya no camina solo, porque Frank está a su lado con un abrazo eterno, Sammy Davis Jr. ha vuelto a arrancarles una carcajada con su baile, y junto a Peter Lawford y Joey Bishop, el grupo vuelve a brillar con esa luz que nadie ha podido apagar. Brindemos hoy por ellos, por los amigos que se vuelven hermanos, y por esa música que suena a gloria cuando todos se juntan de nuevo en nuestro recuerdo. La Navidad hoy tiene un eco de elegancia eterna.

Nota: Para acompañar este recuerdo, comparto con vosotros una selección de momentos que capturan la esencia de Dean, desde su faceta más familiar hasta la gloria compartida con sus hermanos de vida.

​Podréis ver imágenes llenas de ternura de Dean con su hijo Dean Paul, y también el doloroso respeto de aquel día en que tuvo que decirle adiós demasiado pronto. Especialmente emotivo es el vídeo que cierra este tributo, donde la herencia musical de los dos gigantes se une: Dean Martin y Frank Sinatra cantando junto a sus hijos. Es el retrato de una época dorada donde el talento y la amistad se transmitían como el mejor de los legados.

​Que estas imágenes sirvan para recordar que, detrás de las estrellas, latían corazones de padres y amigos incondicionales.

Carlos Garcés.
25 de diciembre de 2025.


























DOMINIO EUROPEO DE FRANK SINATRA.

Comentarios