JOHN LENNON: 45 AÑOS DESPUÉS, EL ECO ETERNO DE UN HOMBRE QUE QUISO CAMBIAR EL MUNDO. Por Carlos Garcés.


 

JOHN LENNON: 45 AÑOS DESPUÉS, EL ECO ETERNO DE UN HOMBRE QUE QUISO CAMBIAR EL MUNDO. Por Carlos Garcés.


Hoy se cumplen cuarenta y cinco años del asesinato de John Lennon, una de las heridas más profundas que dejó el siglo XX en la conciencia colectiva. Aquel 8 de diciembre de 1980, en la entrada del edificio Dakota de Nueva York, no solo cayó un artista: cayó un símbolo. Su figura trascendió los límites de la música para convertirse en un icono universal de la libertad, del inconformismo, de la creatividad sin barreras y del poder transformador de la cultura.

Lennon no fue un Santo ni un modelo perfecto, nadie lo es, pero sí fue un creador insustituible. Desde los años con "The Beatles", cuando la música popular dio un salto histórico hacia una madurez creativa sin precedentes, hasta su carrera en solitario, John Lennon encarnó la búsqueda constante de sentido, arte y verdad.

Su infancia difícil, la ausencia de su padre, la temprana pérdida de su madre, su carácter ácido y rebelde… Todos esos elementos forjaron a un hombre que transformó su dolor en música y su rebeldía en mensajes que resonaron en millones de jóvenes desencantados con un mundo frío, injusto y contradictorio.

A finales de los años 60 y principios de los 70, Lennon se convirtió en un referente moral, aunque él siempre rechazó esa palabra, para quienes soñaban con un planeta más humano. Su activismo por la paz no fue una pose: él mismo pagó un precio alto por enfrentarse al poder político, especialmente al gobierno de Nixon, que trató de deportarlo de Estados Unidos.

Con Yoko Ono, Lennon desafió todas las convenciones posibles: artísticas, sociales y mediáticas. A muchos les irritó esa ruptura constante con lo establecido, pero precisamente ahí residía su autenticidad. Lennon defendía, con su vida y su obra, que ser libre implica desagradar a muchos.

La muerte que estremeció al mundo:

Su asesinato conmocionó de una manera que pocos hechos culturales han logrado. No murió un cantante; murió un símbolo generacional. Lennon había regresado a la música con ilusión y serenidad tras cinco años dedicados a su familia. Estaba renaciendo, y ese renacer fue brutalmente truncado.

Aquella noche, millones de personas sintieron que el mundo se volvía repentinamente más pequeño, más frágil, más oscuro. La sensación de que alguien había matado a un sueño, o a la parte de nosotros que aún creía en uno,  fue global.

La grandeza de Lennon está en que su obra no ha perdido vigencia. Imagine sigue siendo un himno universal. Across the Universe continúa siendo un viaje poético que toca el alma. Working Class Hero mantiene la fuerza crítica original, un dedo en la llaga del poder y de la sociedad de la hipocresía.

Su música no solo resiste el paso del tiempo, lo desafía.

Pocas personas lo recuerdan, pero la relación entre Lennon y Sinatra, aunque distante, fue significativa en varios sentidos.

Frank Sinatra, que admiraba profundamente a Paul McCartney, no tuvo la misma afinidad con Lennon, cuyo carácter provocador y cuya estética rompían con el clasicismo elegante del maestro. Sin embargo, Sinatra grabó una canción de Lennon en 1971: “Whatever Gets You Thru the Night”, que interpretó en directo en los años 70. También elogió Something, pero esa era de George Harrison. Del repertorio de Lennon, Sinatra reconoció siempre su talento compositivo, aunque sus mundos creativos fueran casi opuestos.

Lennon, por su parte, expresó en varias entrevistas su respeto por Sinatra como intérprete supremo de la canción estadounidense. Eran dos universos distintos, pero unidos por una misma condición: ambos sabían que la música podía cambiar emociones, conciencias y hasta vidas enteras.

Hay una frase que define bien esa relación simbólica: Sinatra representaba la perfección clásica; Lennon, la revolución moderna. Y ambas dimensiones, conservadora y rebelde, forman parte del mismo mapa cultural del siglo XX.

A 45 años de su muerte, John Lennon sigue entre nosotros. No solo en sus canciones, sino en la forma en que millones de personas entienden la música, la cultura y la libertad. Su figura sigue siendo un recordatorio de que el arte no existe para adormecer, sino para despertar; no para conformar, sino para sacudir.

Su vida, su obra y su muerte nos recuerdan que el talento puede ser inmortal, pero también que el mundo es a veces demasiado pequeño para quienes sueñan demasiado grande.

Hoy, al recordarlo, vale la pena recuperar no solo sus notas, sino su espíritu: una invitación permanente a pensar, sentir, crear y no aceptar las cosas tal como nos las imponen.

Porque, al final, John Lennon no pidió que lo siguieran; pidió que soñáramos. Y, aunque su voz fue silenciada, el eco de ese sueño sigue vivo.

Carlos Garcés.
8 de diciembre de 2025.















DOMINIO EUROPEO DE FRANK SINATRA.

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